Actualitat

21/06/2013

L’alta terapèutica del Chema a Projecte Home

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“La lucha sigue y no va a ser fácil pero de hecho la vida en si no es fácil. Las tentaciones van a estar ahí, pero creo que son necesarias para un enriquecimiento personal. Puedo decir, hoy por hoy, que esta es mi primera ‘alta’ terapéutica y que no va a ser la única.  Me quedan muchas altas por conseguir”

El Chema de Can Banús va aconseguir l’alta terapèutica a Projecte Home a principis de maig. Aquell dia va significar un pas molt important dins el seu procés de recuperació. Va estar acompanyat a Montgat per part de l’equip de Can Banús: la Laura, l’Elena, la Maria José, la Lali i la Rita que van poder celebrar amb ell el seu èxit. Durant l’acte, també envoltat per l’equip de Projecte Home, el Chema ha firmat simbòlicament l’acta de l’alta terapèutica amb el so dels aplaudiments dels amics, companys de programa i professionals i voluntaris que l’han recolzat durant un any i mig.

Les paraules del Chema i les seves reflexions sobre què ha sentit durant aquests mesos posen l’accent en els aspectes més importants de la seva recuperació: ‘aconseguir l’objectiu’, ‘experiència enriquidora a nivell emocional’, ’emocions negades durant molt de temps’, ‘reconeixement i sentir-se valorat’, ‘respecte’. Tots aquests conceptes van aparèixer a les paraules finals que el Chema va adreçar als asistents.

Aquí hi ha un extracte:

“Gracias por estar aquí, acompañándome, en este día tan señalado. Parte del merito se lo debo a los “culpables” de Can Banús que fueron los que me dieron el empujón que me faltaba para cambiar mi vida. (…) Contaros que al principio no veía el significado de muchas normas, como por ejemplo tener que pedir permiso para fumar, o no poder hablar con los compañeros fuera de puertas para fuera. Para entender estar normar hay que querer entenderlas. Lo que esta claro que si están ahí es por algo que vas descubriendo con el paso del tiempo. (…)
Este año y medio que he estado con vosotros he aprendido el valor que tiene el respeto de los unos con los otros; he aprendido a diferenciar sentimientos de emociones y a ponerles nombre y, sobre todo, he aprendido a valorar mi vida, a saber lo que no quiero. No ha sido fácil porque no existen las hadas madrinas, ni las varitas mágicas. Depende solamente de uno mismo.(…)
Gracias a mi familia por aguantarme durante tantos años: Carlos, Auri, papa y mi madre, que aunque no esté aquí físicamente, está mirándome desde el cielo con una bonita sonrisa”.