16/05/2016
Article d’en Ciscu, resident al Convent: ‘Historia de un día de paso por Montserrat’
‘Voy a contar un cuento como la vida misma que también es cuento. Un hermoso día, caluroso, cargado de anécdotas, de sonrisas y lágrimas, de buscar a la Moreneta, emblema, patrona de Cataluña. Al final la encontramos pero nuestros deseos de poder besar su mano negra cargada de microbios de todo el continente fue truncada por las largas colas que hacían los pacientes feligreses. Nuestra estimada compañera Olga con la gran ilusión que tenía puesto en ello se quedó con las ganas y nuestro compañero Rafael, que había subido con el propósito de redimir sus pecados, se quedó a las puertas del cielo. Yo creo que en el fondo la Santísima Virgen lo perdono.
El trayecto se me hizo largo, por lo menos a mí y cuando lleguamos al macizo de Monserrat nos encontramos una inmensa caravana, más larga que un día sin pan. Nos tuvimos que bajar de la furgo porque algunos teníamos ganas de hacer pis y otros para fumar, a parte de la confusión mental que teníamos después de tanto rato de coche. Minea y Mariona estuvieron buscando información y, después de pasar un largo rato, llegaron las buenas noticias. Al final la virgen nos escuchó y con la influencia del Convento de los Franciscanos se nos abrieron las puertas del santuario, o sea, la entrada al parquing para adaptados que nos dejó mucho más cerca de la plaza principal.
Una vez allí mis recuerdos volaron a tiempos pasados cuando en la fuente de mi juventud escalaba por aquellos parajes y hasta eschuché la voz de mi compañero de cordada decirme que le asegura fuerte porque había que pasar un paso con la máxima graduación de 6º grado. Para volverme a despertar.’